Tras el éxito de sus anteriores shows Otras Mujeres y Las que faltaban, Antonia San Juan regresa a los escenarios con el que ya representa su cuarto espectáculo unipersonal. Guillermo Názara nos cuenta su visión sobre este montaje protagonizado, producido y coescrito por la autora, en la que la crítica y la reivindicación son tan solo el punto de partida.
¿Quién dijo miedo a la hora de contar la verdad? No son pocos los espectáculos de supuesta denuncia que terminan por faltar a esta reusada promesa; ya sea porque su crítica es, cuanto menos, arbitraria o porque de una forma casi mecánica se dejan vencer por el mayor enemigo de cualquiera que se dirige a un público: la autocensura. Desde luego, Antonia San Juan tiene otras prioridades: ser fiel a sus principios.
Comedia y drama se dan la mano en este sencillo pero eficaz montaje, en el que la actriz saca a relucir sus excelentes dotes para meterse en la piel de personajes completamente opuestos; y con una velocidad apabullante a la hora de cambiar de registro. Humor, empatía pero, sobre todo, ironía caracterizan esta brillante interpretación en la que la artista nos revela el lado más profundo (a veces más retorcido, a veces más tierno) de la naturaleza humana.
Hasta finales de julio, el Nuevo Apolo les ofrece una obra repleta de sinceridad y atrevimiento, en la que tradición y victimismo no tienen cabida alguna. Un show pensado para aquellos a los que la crítica no les produce ni rechazo ni miedo; pero principalmente, para aquellos que más allá de decir la verdad, tienen la valentía para escucharla.
Por Guillermo Názara (@MrNazara)