Frustración, celos, deseos de superación…Una fiesta de cumpleaños puede sacar de un grupo de amigos los comportamientos más amargos. ¿Qué hay de verdadero en una relación? ¿Y en lo que uno busca en la vida? Guillermo Názara nos cuenta su visión sobre La Regla de Tres, la obra que cada sábado en la Sala Azarte nos reencuentra con algunos de nuestros sentimientos más ocultos.
Hay experiencias que marcan de por vida: algunas ocurren durante la infancia; otras, en el trabajo; y otras, suceden sobre un escenario. Que la ficción es capaz de hacerte reflexionar más que la realidad es algo que ya había descubierto hacía tiempo. No obstante, siempre es agradable encontrarte con nuevas obras que persiguen esta filosofía: hacer aflorar aquellos sentimientos que a menudo enterramos para convencernos de que “todo está bien”.
Envidias, miedos y complejos. Una fiesta de cumpleaños puede sacar a la luz rasgos que uno nunca se esperaría de sus amigos. Pero, ¿podrías jurar que nunca los has experimentado? Reflexiones como esta salpican los diálogos de esta pieza, en la que su autor, Paco Rodríguez, explora nuestras inseguridades a través de unos protagonistas llevados al límite por sus propias personalidades.
Del elenco, destaca la interpretación de Jon Rod, cuya naturalidad al encarnar a alguien abrumado por un secreto que no se atreve a revelar desdibuja en ocasiones la barrera entre ficción y realidad. Asimismo, la intensidad de Paco Rodríguez sobre el escenario durante los múltiples enfrentamientos con sus compañeros, también merece cierto reconocimiento.
Sueños frustrados e inconfesables deseos de que las cosas nos vayan mejor que a los demás, incluso si estos son la gente a la que queremos. La Regla de Tres es comedia; es drama; pero también es verdad (aunque no absoluta). Todos los sábados por la tarde en la Sala Azarte de Madrid.
Por Guillermo Názara (@MrNazara)