La plataforma Scenikus lanza este innovador proyecto que pretende experimentar con una forma diferente de lenguaje teatral. Creado por Santiago Loza y dirigido por Guillermo Cacace, la producción permitirá a cada espectador vivir un romance personalizado con el actor que elijan, recibiendo mensajes íntimos cada día durante dos semanas.
¿Cuántas veces has soñado con que aquel actor que más admiras te susurre algo al oído? ¿Y si ese primer susurro fuera el inicio de una intensa historia de amor? No, no estamos bromeando, ni tampoco nos hemos vuelto locos (no más de lo habitual). La plataforma Scenikus lanza un nuevo proyecto que ofrece a cada espectador la posibilidad de vivir la ficción de una forma mucho más directa, inmersiva y personalizada. Por tan solo 9 euros, el público tendrá la oportunidad de disfrutar de un romance imaginario con el intérprete que elija, recibiendo durante 14 días mensajes privados por whatsapp, que incluyen fotos exclusivas e íntimas canciones.
Creado por Santiago Loza y dirigido por Guillermo Cacace, Amor de Cuarentena parte de la idea de que “un antiguo amor se comunica en tiempos de encierro, escuchamos su voz, la reconocemos y de alguna manera extraña, nos brinda compañía”. De esta forma, la audiencia podrá “rearmar las huellas de una relación lejana y, al mismo tiempo, reconocible”, cada día motivados por la ilusión de recibir un nuevo mensaje, como si de una verdadera relación se tratase. La producción, por otro lado, también llevará a cabo labor social, ya que parte de su recaudación estará destinada a la Federación Española de Bancos de Alimentos.
Este proyecto se ha diseñado con la intención de experimentar con un nuevo lenguaje a través de las plataformas y herramientas digitales, sin que en ningún momento ello suponga prescindir del teatro convencional. “El dispositivo no será nunca celebrado como el fin, insistimos en reducirlo a ser el medio e indagar qué operaciones artesanales habilita”, afirma Cacace. “Estos soportes pueden ser funcionales a la hiperestimulación semiótica. Pues bien, queremos todo lo contrario: explorar la erótica del anhelo, habitar la ausencia de otro como puesta en valor del tacto porvenir, desacelerar el tiempo, diluirlo un instante para que tenga lugar alguna iridiscencia, acercarnos a lo íntimo/ajeno sin perturbarlo, hacernos un lugar ahí donde podremos ser recibidos sin que tengas que arreglarte, podrás conectarte con estos mensajes desde esa porosidad que tienen ciertos descuidos“.
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Por Guillermo Názara