Entrevista a Carlos Hipólito y Natalia Millán: “El público te descubre una función completamente distinta a la ensayada”

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Dos parejas, una cena y un gran engaño. Carlos Hipólito y Natalia Millán se suben al escenario del Teatro Maravillas con La Mentira, adaptación de David Serrano de la obra francesa que ya se ha convertido en todo un referente de la cartelera parisina. Guillermo Názara conversa con los actores sobre este nuevo montaje dirigido por Claudio Tocacheli que, tras su paso por el Teatro Arriaga de Bilbao, llega a Madrid por primera vez; con un divertido argumento que reflexiona sobre la sinceridad (pero sobre todo, la falsedad) dentro de las relaciones.

Con una infidelidad como punto de partida, no cabe duda de que la mentira es la verdadera protagonista de esta obra…

Carlos: Por supuesto. De hecho, le da título. Precisamente es a  partir de esa mentira cómo se empiezan a adivinar otras muchas; además de otras cuantas verdades…

Toda la trama se forja sobre una red de engaños y verdades que se van sucediendo durante la obra, ¿alguno de ellos defina a  tu personaje?

Natalia: No revelaré si es verdad o mentira, pero lo que sí que puedo adelantar es que mi personaje defiende la sinceridad por encima de todo.

Carlos: Sin embargo, el mío cree que no es imprescindible ser absolutamente sincero cuando esa actitud puede hacer daño a la persona con la que se está hablando. Aunque cuando le afecta a él, cambia completamente de parecer y quiere que le digan la verdad.

¿Con esta obra se quiere transmitir que la mentira algo inevitable en las relaciones?

Natalia: No tiene ningún mensaje. El montaje no va más allá de la situación que plantea: una pareja en un momento complicado a causa de los engaños en los que se mueven. Cada personaje se plantea el tema de una forma distinta; y cada espectador sacará la conclusión que quiera. No tiene moraleja.

No obstante, en una entrevista afirmabas que esta producción era un espejo para el público…

Natalia: En eso consiste siempre el teatro: dar un reflejo de la realidad. En el caso de la comedia, se deforma para hacerte reír y para verte identificado de una forma más grande y visible que cuando uno mismo es el protagonista; algo que te invita a pensar y a relativizar.

La obra se ha convertido en un referente en su París natal. ¿Ha tenido que variar el texto para adaptarse al público español?

Carlos: En absoluto. El autor es un buen autor: habla de unos personajes que son propios de la sociedad occidental, como la nuestra. Creo que lo que le puede pasar a una pareja danesa, escocesa, española… es esencialmente lo mismo. Más allá de los hábitos y de su expresividad (que quizás sea lo que más nos diferencia de los demás países europeos), de lo que habla esta obra es del vínculo que se crea en la pareja; y de si ese vínculo es lo bastante fuerte como para aguantar los vaivenes de una mentira, deslealtad… En ese sentido, sí que se han tenido que adaptar determinados chistes y frases ingeniosas que solo funcionaban en francés; pero no ha habido que españolizar ni cambiar radicalmente la manera de comportarse de los personajes.

Comentabas en otra entrevista que  las funciones en Bilbao os han servido para incorporar nuevos matices…

Carlos: El público es el que te cuenta la obra después de haberla ensayado. Cuando la pones delante de él, te descubre una función completamente distinta a la que tú habías estudiado y de la que crees que sabes todo. Pero te das cuenta que el pensamiento de los espectadores a veces va más rápido de lo que te esperabas; o va por otro lado; o entienden las cosas de otra manera… Y por eso se da que de repente momentos que creías que iban a provocar silencio, sin embargo producen una carcajada; y viceversa. Esa reacción nos permite entender mejor la obra y nos incita a cambiar un poco nuestra manera de interpretarla. Pero eso no quiere decir que incorporemos elementos nuevos en el guión; el texto es una partitura que hay que respetar.

Natalia: De hecho, nunca tiene que ver el estreno de una función con cuando ya han pasado varios meses; va creciendo porque es un camino de ida y vuelta del actor al espectador.

¿Por qué hay que ver La Mentira?

Carlos: Es una obra muy divertida y muy entretenida que te hace pensar y cuestionarte cosas; y en una de esas, igual te hace encontrar alguna respuesta.

Natalia: Además de que ya tenemos la experiencia de la semana que estuvimos en Bilbao; y la gente salía muy contenta y satisfecha.

Por Guillermo Názara (@MrNazara)

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